Mucho más que UX/UI: 6 proyectos de Diseño de Producto Digital Avanzado
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Detrás de un éxito hay un proceso bien gestionado. Aunque muchos de sus elementos pueden sistematizarse, entender el diseño estratégico como un conjunto de herramientas y metodologías que se pueden aplicar sin importar cuál sea el reto, es empobrecerlo y desperdiciar todas sus posibilidades.
A través del diseño estratégico aportamos valor estable a las organizaciones. Diseñamos productos, servicios y todo lo relativo a las compañías que los producen, aspectos estructurales como su forma de organizarse, o aspectos más abstractos como su cultura o su propósito y la conexión de este con su discurso. Todo es susceptible de rediseñarse desde la disciplina.
Existe una concepción generalizada del diseño estratégico como un conjunto de herramientas y metodologías que ayudan a diseñar, a innovar. Pero los años de práctica y el observar la realidad social y de las empresas permiten tener otra visión de la disciplina, más sofisticada e interesante, que extrae todo su potencial: pensarla y practicarla como un proceso, que aporta la complejidad de lo real a las organizaciones. Porque estas, a base de sistematizar sus procesos e intentar constantemente la máxima eficiencia con la mínima intervención, han tendido a mecanizarse.
Por este motivo encontramos hoy día una propuesta recurrente en el mundo del diseño estratégico, pero no solo, de humanizar las empresas, porque tras años de eficientarlo todo, se han ido esclerotizando, un proceso de pérdida de conexión con la sociedad y consigo mismas. Y es que trabajar mecánicamente implica que has automatizado tu pensamiento. Esta realidad para muchas organizaciones es un problema que resolver con urgencia porque afecta a la vida de las personas que trabajan en ellas, a la relevancia de lo que la compañía ofrece a la sociedad y por tanto a su supervivencia.
Por este motivo encontramos hoy día una propuesta recurrente en el mundo del diseño estratégico, pero no solo, de humanizar las empresas, porque tras años de eficientarlo todo, se han ido esclerotizando, un proceso de pérdida de conexión con la sociedad y consigo mismas. Y es que trabajar mecánicamente implica que has automatizado tu pensamiento. Esta realidad para muchas organizaciones es un problema que resolver con urgencia porque afecta a la vida de las personas que trabajan en ellas, a la relevancia de lo que la compañía ofrece a la sociedad y por tanto a su supervivencia.
El ámbito del diseño estratégico es complejísimo. Decía que cualquier proyecto de diseño estratégico implica el encargo de abordar un cambio y para que el cambio suceda, lo que propongamos debe ser real, compartido y escalable porque es necesario que esté diseñado para ser asumido por la organización. Pero la organización no es más que un conjunto de individuos que interactúan en torno a procesos. Para intervenirla debemos saber trabajar con personas y con intangibles, su psicología, sus visiones y sensibilidades, valores, creencias, miedos e incertidumbres y cómo influyen en aspectos muy concretos, variables relativas al negocio, a la organización y sus procesos.
La visión de conjunto, cuando es legítima, tiene texturas porque representa a otros. La empatía y la humildad permiten ampliar la mirada y que sea también más profunda, para poder establecer relaciones entre ideas y sensibilidades distintas, para que el resultado sea un proceso de cocreación.
Inicié mi carrera profesional en el ámbito digital a finales de los 90, colaborando en cada paso de la implantación de este mercado, desde la evangelización hasta la profesionalización o la puesta en marcha de asociaciones empresariales. Mi carrera se ha orientado de forma natural hacia las nuevas tecnologías y la innovación.
Mis primeros 20 años de carrera profesional estuvieron relacionados con el diseño y la gestión de agencias para analizar, intervenir y desarrollar ecosistemas digitales. Impulsamos transformaciones empresariales, desarrollamos estrategias de comunicación y experiencia de cliente y diseñamos productos y servicios digitales en entornos complejos.
Ahora que todo/nada es digital, aporto visión estratégica para transformar empresas / equipos / personas / productos / servicios.
Desde Soulsight a través de la consultoría de diseño estratégico Desde el Wander Lab ayudando a los CEOS y alta dirección de las empresas a entender su tiempo a través del análisis de la contemporaneidad para conectarlos a ellos y a sus negocios a estos tiempos de creciente complejidad.
En todo hay diseño, en la cultura, la política, las relaciones… pero pocas veces trascendemos a la visión técnica de la disciplina y tomamos conciencia de la capacidad que tiene el propio “acto de diseñar”. El ser humano es el único capaz de llevar a cabo esta tarea.
Dirigido por Carmen Bustos (Fundadora Soulsight) y Ana Espejo (Investigación y estrategia en Soulsight)
Una formación transversal y cuidada al detalle. Creada para elevar y sofisticar, adquiriendo profundidad.
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