Mucho más que UX/UI: 6 proyectos de Diseño de Producto Digital Avanzado
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No es extraño ver cómo se aplican distintas identidades de la misma marca en distintos medios. La web tiene un color, las redes sociales otro muy parecido, ese logo está desactualizado, la tipografía no es la misma en una publicidad que en otra… Pero… ¿y en un producto digital en sí? Del sistema de diseño como documento base a seguir, de su importancia como lugar de encuentro nos habla Nano Zamora.
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Desde hace algún tiempo muchas han sido las fórmulas que se han ido buscando para poder mostrar, alinear o convencer a cualquiera de las ideas de diseño (y mas allá del mismo) aplicadas a cualquier proyecto. Lamentablemente en muchas ocasiones el resultado no era el esperado. Como si de un teléfono escacharrado se tratara, el mensaje se distorsiona y el receptor puede recibir una información incorrecta o desactualizada en el mejor de los casos. Cuántas veces hemos vivido el “esto lo hizo Juan”, “pregúntale a María que fue la última que lo trabajó”, “de eso se encarga este otro departamento”…
Los resultados podían ser catastróficos. No es extraño ver cómo se aplican distintas identidades de la misma marca en distintos medios. La web tiene un color, las redes sociales otro muy parecido, ese logo está desactualizado, la tipografía no es la misma en una publicidad que en otra… ¿Pero y en un producto digital en sí? Ahí es donde además se activa el “ojo del diseñador” y hace saltar todas las alarmas relacionadas con tamaños, colores, pixel perfect, etc.
Muchas de estas situaciones seguramente nos han resultado familiares en algún momento y todos los esfuerzos humanos que se llevaban a cabo para evitarlas solían desvanecerse en el tiempo al carecer de recursos (y energía) para sostenerlos. Pero, ¿qué papel juega en esto un sistema de diseño? Los sistemas de diseño son mucho más que componentes y documentación (algo que entenderíamos como protagonistas mínimos necesarios para la denominación de dicha organización de la información), son un lugar de encuentro, de consulta y de referencia dentro de una organización.
Un lugar de encuentro debemos entenderlo como la plaza de un pueblo, capaz de albergar todas las conversaciones que se generen entorno a él y que abraza a todos sus habitantes y visitas que tengan curiosidad y quieran conocer sus costumbres. Esto trasladado al diseño de producto tiene un cierto paralelismo con los sistemas y su vocación de puesta en común.
Cuando trabajamos en un sistema de diseño debemos darnos cuenta de la responsabilidad que conlleva adecuar nuestro mensaje y contenido a cualquier público, entendiendo que no todos comparten las mismas inquietudes o habilidades técnicas. Tenemos el deber de generar un centro de aprendizaje útil que invite a participar de ello a todos los posibles implicados en esa generación de conocimiento, porque solo así lograremos que pertenezca a todos los interesados.
Podemos decir que un sistema de diseño se siente vivo y en plena forma cuando todos los implicados en su contenido lo sienten suyo y ponen en valor su auténtica esencia como herramienta divulgativa. El mejor sistema es el que se consulta, el que se comparte y el que evoluciona aupado por muchos y diferentes puntos de vista que lo enriquecen y permite desarrollarse a los que se dejan guiar por su amplio abanico de inspiración.
Generar un lugar de encuentro como éste provoca tremendos efectos positivos en cualquier organización que lo albergue y le proporcione el calor que necesita para no marchitarse en el olvido. La utilización de elementos que resulten familiares y un lenguaje cercano va a favorecer ese acercamiento tan necesario de todo aquel que lo requiera.
Como todas las mentes creativas, el sistema de diseño necesita entrenamiento y replantearse constantemente la veracidad de sus decisiones y la autenticidad de sus afirmaciones. La autocrítica y la investigación le permite crecer y desarrollarse de manera saludable proporcionando una base sólida de consulta y confianza (del mismo modo que una marca la busca en sus clientes, un sistema la motiva en sus usuarios).
Es largo el camino y duro el esfuerzo, ¡pero vaya si merece la pena! Busquemos dar la mano y acercar a todo el que se pueda beneficiar del lugar común donde volcar el saber, haciendo del sistema el lugar de referencia, el lugar de encuentro. Una guía que nos orienta en infinidad de situaciones de duda o desconocimiento y que nos ayuda a ordenar las ideas dentro del caos de la veloz evolución en la vida de los productos digitales. Es en este contexto de colaboración en el que más facilidad tiene una organización para sentirse ligera y convencida de cada paso que da, porque tiene la seguridad y la certeza de que todos sus miembros navegan en la misma dirección, buscando el mismo objetivo y dotados de las mismas herramientas para afrontar los problemas que seguro están por llegar.
No se trata de hacer un sistema de diseño público, algo que sin duda se aprecia y agradece desde la gran comunidad del diseño, se trata de hacerlo accesible y útil para su público objetivo (además del interesado), porque un sistema que no piensa en darse a conocer y sobre todo entender, no es un sistema de diseño. Será un repositorio para unos pocos, o un trasto más olvidado en algún rincón del garaje de las buenas ideas que nunca llegaron a llevarse a cabo.
Por todo ello y para que un sistema de diseño realmente pueda ser útil y pueda llevar a cabo su valioso cometido, como responsables y enriquecedores del mismo, debemos ser generosos en su construcción y en su divulgación. Pensemos en que es algo de todos y por ello permitamos a los demás formar parte de ello aportando cada miembro del equipo o de la organización su pequeño grano de valor.
Los sistemas de diseño llegaron para organizar el caos, evolucionaron para dar sentido al diseño y perdurarán para poner en valor a todo el ecosistema que da forma y dota de autenticidad a una marca.
Nano es diseñador de sistemas de diseño. Está especializado en la construcción y mantenimiento de librerías de componentes. Imparte formación y hace divulgación de buenas prácticas en el uso de la herramienta Figma a través de su comunidad oficial Friends of Figma Madrid.
En su día a día trata de buscar fórmulas que optimicen el diseño, simplificando y automatizando soluciones que permitan resolver los difíciles retos que plantea este trabajo.
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